Jorge, director de una fundación audiovisual, reflexiona sobre los retos económicos y el futuro de las fundaciones en Chile
Una mirada desde dentro: las fundaciones en la encrucijada
¿Qué pasa cuando el motor de tu proyecto social no es el dinero, sino el deseo de transformar realidades? Jorge, director de una fundación audiovisual chilena, lo sabe muy bien. Su historia mezcla pasión, tropiezos financieros y una advertencia clara sobre el futuro de las fundaciones en Chile.
De sueños cinematográficos a realidades sociales
Si le dieran un presupuesto ilimitado, Jorge no filmaría una superproducción hollywoodense. Haría un documental de largo aliento, uno que retrate la historia del continente siguiendo la ruta de Hernando de Magallanes. “Duraría muchos años, y me pagaría un sueldo por muchos años para asegurar que quede muy bien la película”, confiesa entre risas, pero con la convicción de quien ha vivido las dificultades del rubro.
Uno de los proyectos de su Fundación Nativa que más lo marcó fue en Nicaragua, donde documentó una comunidad indígena afectada por una misteriosa enfermedad. “Se volvían una especie de zombis”, recuerda. La experiencia lo obligó a escapar de un intento de agresión y enfermó gravemente. “El malaria Roa”, dice, como quien sabe que cada historia tiene un precio.
Tropiezos financieros y resiliencia
El mayor tropiezo que ha vivido en su fundación ha sido económico. Intentó crecer sin tener los recursos suficientes, pero logró dar marcha atrás antes de endeudarla. “Empecé a trabajar con el mínimo viable, lo justo para cumplir los objetivos sin comprometer a nadie”, explica.
Gracias a esa decisión, evitaron firmar contratos justo antes del estallido social y la pandemia, dos eventos que paralizaron el sector audiovisual. “Si lo hubiéramos hecho, habríamos quedado con deudas enormes y compromisos con personas que no podríamos haber cumplido”.
El futuro de las fundaciones en Chile: ¿renovación o crisis?
Cuando se le pregunta por el futuro de las fundaciones en Chile, Jorge es tajante: “Tienen muy mala imagen actualmente”. Según él, si se siguen utilizando para beneficios personales, se corre el riesgo de que muchas obras sociales se pierdan. “El bien común no lo hace solo el Estado, también las organizaciones de la sociedad civil. Si ellas fallan, fallamos todos”.
Desde su experiencia, trabajando incluso en espacios compartidos con otras organizaciones, Jorge ha sido testigo del esfuerzo genuino que muchas fundaciones hacen por mejorar la vida de otros. Por eso, su llamado es claro: rescatar la ética y el propósito social del sector.


