Héctor Noguera, ícono del teatro y la televisión chilena, falleció a los 88 años. Actor, director y maestro, su legado marcó generaciones y la historia cultural del país.
Una vida dedicada al arte y la enseñanza
Héctor Noguera, una de las figuras más queridas de la cultura nacional, falleció a los 88 años dejando un legado que marcó siete décadas de historia escénica. Actor, director, docente y gestor cultural, fue un puente entre generaciones y un referente de pasión por el arte.
En entrevista con Teatro a Mil, expresó: “Para mí lo más importante de todo es la actuación, es una meta que renuevo cada día”. Desde los años 50, cuando debutó en ¡Esta señorita Trini! y La pérgola de las flores, su talento fue sinónimo de entrega, creatividad y sensibilidad.
“El teatro es un acto de comunión con el otro, una forma de comprender la vida”, decía con frecuencia. Ese pensamiento guió toda su carrera, tanto en los escenarios como en la docencia universitaria.
El alcalde eterno de “Sucupira”
En televisión, Héctor Noguera alcanzó un cariño transversal con su personaje de Federico Valdivieso, el alcalde de Sucupira (1996). Su actuación fue tan recordada que el público comenzó a llamarlo “alcalde” incluso fuera de pantalla.
Por esta interpretación recibió el Premio APES al mejor actor de televisión, reconocimiento que consolidó su lugar en la historia cultural chilena.
Posterior a la premiación, enfatizo : “La gente me ofrecía ser candidato de verdad. Ese personaje cruzó la ficción y se volvió parte de Chile”.
Con humor y sutileza, Noguera convirtió a Valdivieso en un símbolo de humanidad, ironía y cercanía, reflejando los rasgos de un país en transformación.
El fin de un ciclo y un legado imborrable
Tras su fallecimiento, el presidente Gabriel Boric decretó duelo oficial en honor a su aporte a la cultura nacional. En sus palabras: “Su legado quedará en nuestra memoria como símbolo de talento, sensibilidad y compromiso con el arte chileno”.
Hasta sus últimos días, Noguera se mantuvo activo en las tablas, ensayando nuevas obras y acompañando a jóvenes artistas. “Lo que me da sentido es seguir creando, seguir aprendiendo”, dijo alguna vez, reafirmando su vocación inagotable.
El adiós a Héctor Noguera marca el cierre de un ciclo luminoso, pero su arte, su voz y su ejemplo permanecerán en la historia del teatro y la televisión chilena.


