De Acre al mundo: una historia de fe y disciplina
Nacido en Rio Branco, en el estado de Acre, ubicado en el extremo occidente de Brasil, formando parte de la región norte del país. Limita con los estados brasileños de Amazonas y Rondônia, y con los países de Perú y Bolivia.
Ramón Queiroz, conocido en el mundo del fisicoculturismo como Ramón Dino, creció lejos de los grandes gimnasios y escenarios internacionales. Su historia comenzó con pesas improvisadas, un entorno humilde y una pasión que, con el tiempo, lo llevaría a convertirse en el primer brasileño en conquistar el título del Mr. Olympia Classic Physique.
Desde joven, Dino soñaba con transformar su cuerpo y su destino. Lo que empezó como una rutina de ejercicios caseros pronto se convirtió en un propósito de vida. Sin apoyo financiero ni grandes patrocinadores, su disciplina fue la herramienta que lo sostuvo en los años más difíciles.
El despertar de un atleta
Ramón comenzó a competir en torneos regionales, destacando rápidamente por su simetría, genética privilegiada y carisma. Su físico recordaba al de los clásicos culturistas de los años 70 y 80, lo que le valió el apodo de “Dino”.
Sin embargo, más allá de la genética, su ascenso se basó en el trabajo constante y una determinación que lo hizo sobreponerse a lesiones, dificultades económicas y críticas.
El salto profesional llegó cuando empezó a ser reconocido en redes sociales. Su naturalidad ante la cámara, sumada a un físico estéticamente impecable, llamó la atención de grandes nombres del fitness brasileño. Fue entonces cuando su historia cambió para siempre.
La Mansão Maromba: el punto de inflexión
El fisicoculturista ganó notoriedad al participar en la Mansão Maromba, un reality show del universo fitness creado por el influencer Toguro, en São Paulo.
Durante la pandemia, Toguro invitó a Ramon a pasar una temporada en la casa, un espacio donde conviven creadores de contenido y atletas para generar proyectos y experiencias, durante una conversación el líder de la casa, exclama que en el Acre no hay personas solo dinosauros, por ser una zona alejada de las grandes capitales como Rio de Janeiro y Sao Paulo, entre carcajadas nace el sobrenombre «Dino», que lo acompañara hasta el Mr. Olympia
En esos meses, Ramón conoció a Vitória Viana, “Vit”, quien años más tarde se convertiría en su esposa y madre de sus dos hijos. Tras la experiencia, regresó brevemente a Acre, pero el ex fisicoculturista y empresario Renato Cariani, que había notado su potencial, lo llevó de regreso a São Paulo en 2021 para entrenarlo y guiarlo profesionalmente.
A partir de ese momento, la vida de Dino cambió para siempre. Su entorno pasó de ser solitario a estar rodeado de apoyo, motivación y oportunidades. La Mansão Maromba fue el escenario donde nació no solo un atleta, sino una estrella.
El ascenso internacional
Con Cariani como mentor y una creciente comunidad digital detrás de él, Ramón Dino se consolidó como la gran promesa del fisicoculturismo brasileño.
En 2021 debutó en el Mr. Olympia Classic Physique, sorprendiendo al público con una presentación impecable: proporciones perfectas, estética clásica y carisma escénico.
Cada año mejoró su desempeño, escalando posiciones y consolidando su nombre entre los grandes. Su presencia en el escenario despertó orgullo nacional: un joven del Acre se abría paso en el Olimpo del culturismo mundial.
El sueño se hace realidad
En 2025, su perseverancia fue recompensada. Ramón Dino se coronó campeón del Mr. Olympia Classic Physique, convirtiéndose en el primer brasileño en la historia en lograrlo.
El público celebró no solo su victoria, sino lo que representaba: la posibilidad de que un sueño nacido en los márgenes del mapa brasileño conquistara el escenario más exigente del planeta.
Con lágrimas en los ojos, agradeció a su familia, a su equipo y a su fe. Para millones de seguidores, ese momento simbolizó algo más que un trofeo: fue la victoria de la constancia sobre la adversidad.
Más que músculo: inspiración y propósito
Hoy, Ramon Dino es un ícono más allá del deporte. Representa la fuerza interior que transforma destinos.
En sus redes sociales, comparte rutinas, reflexiones y mensajes de esperanza. Repite que “todo es posible cuando se cree” y que el éxito es una construcción diaria, no un golpe de suerte.
Su historia inspira a miles de jóvenes brasileños y latinoamericanos que ven en él una prueba viva de que el talento sin disciplina no alcanza, pero la disciplina sin excusas puede romper cualquier barrera.
Legado y futuro
Tras lograr la gloria máxima, Dino no se detuvo. Hoy trabaja para consolidar su legado, profesionalizar su marca personal y abrir caminos para nuevos atletas brasileños.
Su relación cercana con los fanáticos y su humildad lo han convertido en una figura admirada tanto dentro como fuera del gimnasio.
Del Acre al Olympia, su recorrido demuestra que la grandeza no depende del lugar de origen, sino de la voluntad de no rendirse.
Ramon Dino es más que un campeón: es un símbolo de fe, superación y orgullo brasileño.


