Heredó la pasión por la radio de su padre, Pablo Aguilera, pero ha construido su propio camino con voz firme y estilo propio.
Daniela Aguilera nació rodeada de antenas, micrófonos y cassettes. Hija de uno de los locutores más queridos del país, creció escuchando relatos radiales que marcaron época. Hoy, desde el micrófono de “Buenos días Chile, Buenos días Pudahuel”, lidera el programa más escuchado del país y confirma que la radio no solo resiste, sino que se transforma con ella.
Daniela nunca se imaginó en otro oficio. “Siempre me gustó comunicar, en todos los soportes”, dice con firmeza. Desde niña jugaba a la radio, editaba pasquines escolares y organizaba talleres literarios. Ya en el colegio, lideraba el centro de alumnas y asumía roles ligados a relaciones públicas. Todo apuntaba en una misma dirección: contar historias.
Daniela Aguilera habla de su legado que la inspiró
Ser hija de Pablo Aguilera no fue presión, fue inspiración. “Tengo un complejo de Electra innegable”, bromea, para luego hablar con orgullo de su padre. “Es un tremendo comunicador. Empático, practica la escucha activa y ama lo que hace”. Más que un referente, Pablo fue un ejemplo de oficio con propósito. “Me enseñó que la vida y el trabajo sin un fin, no tiene sentido”.
La radio como espacio vital
Frente a los avances tecnológicos, Daniela lo tiene claro: la radio no está en crisis. “Es incombustible frente a la digitalización. En las catástrofes es la única que sigue en pie. La tele es desechable, la radio es perpetua”, asegura.
Esa vigencia también se respira en su programa en radio Pudahuel. “Buenos días Chile, Buenos días Pudahuel” es una comunidad, no solo un espacio de noticias. “Tenemos una audiencia fiel y consolidada. Han nacido guaguas, se han separado, se han casado. Son parte del programa. Sin ellos, no existiría”.
Momentos que marcan una carrera
Daniela ha vivido instantes intensos. El peor, lo recuerda sin dudar: “Después del funeral de su abuelo, tenía que estar al aire. Fue muy duro”. También menciona la cobertura de la enfermedad y muerte de Pinochet: largas jornadas en el Hospital Militar, móviles en vivo y, finalmente, la imposibilidad de estar presente en la cobertura del funeral, ya que había sido enviada a descansar justo cuando el expresidente falleció.
Pero cuando se le pregunta por el mejor momento, no elige uno. “Todos. Cada minuto en que cuento una historia, enseño en UNIACC, o escribo guiones para redes sociales. Cada instante es un tesoro. Soy una afortunada”.
Daniela describe su forma de vida a través de contar historias
En tiempos de pantallas rápidas y contenidos desechables, Daniela Aguilera representa una voz con sentido. Su trayectoria no solo da cuenta de una pasión cultivada desde niña, sino de una forma de estar en el mundo. Para ella, comunicar no es solo un trabajo: es una manera de vivir, resistir y amar.


